Neboada, Xeada, Treboada, Ventumelo y Orballeira…no anuncian el tiempo de invernada en las Tierras de Trives y de Valdeorras. Esos son los nombres que reciben cinco parques eólicos que están en proceso de autorización en esas tierras. Son parques que comparten lazos técnicos, económicos y de propiedad empresarial. Sin embargo, cada uno de ellos sigue un proceso independiente de autorización. Supondrán una fuerte inversión en potencia renovable (casi 180 millones de euros) y un incremento de la capacidad instalada (216 MW). Desde el Observatorio Eólico de Galicia nos preguntamos sobre cuál va a ser su incidencia en la dinámica de desarrollo local en estas tierras del oriente ourensano y del sur de Lugo. Se trata de territorios con una histórica contribución a la producción de energía renovable a partir de la hidráulica. Se trata, también, de ayuntamientos con declive poblacional muy significativo y con unos niveles de renta per cápita entre los más niños de toda Galicia. ¿Serán estos nuevos proyectos una oportunidad para romper con esas dinámicas de deterioro poblacional y económico? Lo vamos a contar todo a continuación.
En la figura anexa se pueden ver las principales características de estos parques eólicos.
Los parques fueron presentados al proceso de autorización y evaluación ambiental de forma separada. Son, sin embargo, parques totalmente conectados como se puede mirar en la figura anexa. No se pueden entender de forma individual pues comparten infraestructuras básicas. Por ejemplo, ninguno de los otros cuatro parques podría existir sin la subestación de Treboada. Y sin la de Neboada, ni Xeada ni Orballeira existirían.
En cuanto a la estructura de propiedad de Wind Hero, S.L., esta cuenta con un único accionista conocido, que es la sociedad mercantil Aspemir, S.L., que participa en un 35% en el capital de Wind Hero, S.L. Esta misma sociedad, Aspemir, S.L., participa en el mismo porcentaje en el capital de Wind Grower, S.L., promotora del PE Treboada. A su vez, Aspemir, S.L., que participa en el capital social de hasta un total de 26 sociedades, es participada, en un 7,21%, por la mercantil Debamina, S.L., siendo esta última sociedad propiedad del conocido tenista Rafael Nadal Parera, en un 99,35%. Seguidamente se ofrece una representación gráfica de esta estructura.
Como se puede concluir fácilmente, el procedimiento administrativo es extremadamente eficiente. Sociedades que tardan entre 2 y 5 meses en pasar de estar constituidas como sociedades, desde su nacimiento hasta ser admitido a trámite su proyecto eólico. Se debe tener en cuenta que desde 2017, la normativa autonómica establece derechos de exclusión para terceros cuando la Xunta admite a trámite un proyecto. Es decir, estamos en un caso de extrema eficacia administrativa y empresarial: en una media de 3,5 meses, miles de hectáreas de los ayuntamientos ourensanos pasaron a ser de exclusividad para explotación eólica para estas empresas.
No se puede saber con exactitud pero se puede hacer una estimación. Se consideramos las horas de funcionamiento que indican las empresas promotoras y tomamos los precios del comprado publicados por Red Eléctrica Española, las cifras son las que aparecen en esta figura.
Según esos datos, entre 64 y 139 millones de euros anuales derivados de los 5 parques eólicos será el negocio generado. Unas cifras mareantes para unos ayuntamientos como Castro Caldelas, Chandrexa de Queixa, San Xoán de Río, A Pobra de Trives, A Rúa, Vilamartín de Valdeorras, Ribas de Sil y Quiroga.
Es necesario recordar que en estos ayuntamientos ya hay más de 166 MW hidráulicos instalados desde hace décadas: San Martiño, Santiago, San Clodio, ….produciendo miles de GWh renovables.
Desde hace meses, el OEGA ha seguido las dinámicas empresariales de las empresas, sus representantes en el terreno y los propietarios y propietarias.
Los mecanismos de negociación y las cifras que están sobre la mesa no son equivalentes o proporcionales con el volumen de negocio esperado, con la cuantía de los beneficios y con la ocupación de espacio que realizan las empresas. Lo vamos a explicar brevemente a continuación.
En primer lugar, las empresas ofertan un pago único, una única vez, para las ocupaciones por servidumbres varias. Esto es inaudito en el ámbito gallego (dejando al margen las expropiaciones). En nuestra base de datos, todos los parques eólicos que establecen una servidumbre pagan una cantidad anual a sus propietarios. Además, la normativa autonómica modificará la cualificación urbanística de las tierras, limitando usos y prohibiendo algunos otros. Esto significa que los propietarios de las tierras pierden derechos de forma permanente. La empresa quiere compensar con un único pago. Además, por la mayor parte de la superficie vinculada con la exclusión de competidores a empresa no pagará nada, ni una única vez. Y los dueños de las tierras pierden la opción de negociar con terceros.
En segundo lugar, las cuantías ofertadas por MW instalado serían uno de los valores más bajos de todo el desarrollo eólico de Galicia: 2.000 euros por MW se sitúa muy lejos de la media gallega y a años luz de algunos acuerdos firmados en los últimos meses. Se muestra a continuación.
¿Podemos esperar cambios en las tendencias poblacionales de estos ayuntamientos a consecuencia de la llegada de estos parques eólicos? Desgraciadamente, los antecedentes nos muestran que el modelo eólico dominante en Galicia no es útil para corregir los desequilibrios territoriales. Tampoco para abrir oportunidades para las comunidades rurales, ni para dotar de mejores servicios públicos a la ciudadanía rural.
Desde el Observatorio Eólico de Galicia llevamos años demandando cambios estructurales en los modelos de apoyo a las renovables que permitan compatibilizar la descarbonización del sistema económico con suficientes dosis de equidad y justicia para definir estrategias de desarrollo que no excluyan y no dejen a nadie atrás. Hasta ahora, el modelo imperante está dejando al rural sin las compensaciones requeridas. Y cuando aparecen soluciones caídas del cielo, aceleradas como nunca y con un protagonismo exacerbado de capitales ajenos y aparentemente especulativos, las injusticias con el mundo rural y sus comunidades locales aún son mucho mayores.