Como muchas aldeas gallegas, Antas, en el Ayuntamiento de A Lama, era un territorio lleno de vida agraria y rural: durante décadas existió una cabaña ganadera de vacuno que producía carne y leche. Allí llegaban camiones de recogida de leche producida mayoritariamente de forma extensiva, en grandes pastos de tradición ancestral.
Ese pasado desapareció demasiado rápido. Cuando la última familia con cabaña ganadera iba a cerrar saltaron todas las alarmas y comenzó la nueva historia de Antas. Las hijas de esta aldea que fueron las primeras en ir a la Universidad decidieron dar un paso adelante. Tomaron el control de la Comunidad de Montes, sintieron la amenaza de los incendios forestales, padecieron las disputas por los lindes comunales y decidieron cambiar la historia de su parroquia. Compraron la manada de vacas de aquella última familia que se dedicaba a la ganadería y la hicieron comunitaria. Pusieron en marcha un banco de tierras local que les permitió generar una parcela comunitaria para que pazcan las vacas. Esa iniciativa se mantiene a día de hoy, pero ahora gestionada por una familia joven que usa la parcela comunitaria.
A raíz de los incendios de 2007, decidieron vender todo el eucalipto que existía en el monte comunal e iniciar un proceso de repoblación con pino pináster. Acordaron apostar por un acuerdo con la empresa FINSA para producir madera de calidad y darle sostenibilidad financiera al monte. Se sienten orgullosas de lo que han conseguido.
La CMVMC de Antas tiene 92 comuneros de los que 72 son mujeres. Nos comentan que ellas tienen siempre la misma forma de negociar: si alguna empresa quiere hacer alguna inversión en la aldea, los beneficios y los trabajos generados deben ser para la propia comunidad de Antas. Nos comenta Eru Louro, presidenta de la CMVMC, que hasta ahora esto siempre les funcionó. Y nos dice ”… si no les gusta trabajar así, que busquen otra comunidad. En Antas no los queremos”. Esta filosofía es la que aplican con el acuerdo firmado con FINSA donde, además, están consiguiendo que diversos trabajos de gestión forestal sean realizados con personal de la Fundación Juan XXIII, lo que les permite dar entrada en formación dual a personas en situación de vulnerabilidad psicosocial. Finalmente, Eru Louro resalta que la maderera FINSA “solo tiene derecho (compartido) sobre las árboles, no sobre el terreno y el CO2. Esto lo tenemos reservado para la propia CMVMC de Antas”.
Sin embargo, su proyecto comunitario lo observan amenazado por varios parques eólicos. Entre ellos, el parque eólico Monte Peón. La empresa promotora pretende construir ese parque con aerogeneradores muy cerca de los núcleos habitados, rompiendo el equilibrio paisajístico y amenazando los recursos básicos de Antas: el monte, el agua y la biodiversidad. Están tan seguras de esta amenaza que usan recursos humanos y económicos de la aldea para judicializar este parque eólico. En estos momentos consiguieron su paralización cautelar. Comenta Eru Louro que “no entendemos como la Xunta de Galicia permite que pasen estas cosas. No es concebible que la ciudadanía, como el vecindario de Antas, tenga que gastar sus recursos para defenderse de una multinacional que llega a nuestro monte para instalar una industria sin haber hablado antes con nosotros. Nosotros estamos abiertos a lo moderno, queremos avanzar, creemos en un futuro diferente, pero la Xunta de Galicia debería estar de nuestro lado, del lado de los que creemos en el futuro del rural con las casas llenas de personas que quieren vivir y ser felices en ese medio, y no solo del lado de las empresas multinacionales.”
Nuestra visita a Antas, de la que participaron dos investigadores hindúes, Poonam Pandey y Aviram Sharma, del ‘Laboratorio de Innovación para o Postcrecemento’ de la Universidad de Vigo, finalizó con un reconocimiento in situ de las riqueza culturales, ambientales y sociales de esta pequeña aldea del Ayuntamiento de A Lama.
A nosa visita a Antas, da que participaron dous investigadores hindús, Poonam Pandey e Aviram Sharma, do Laboratorio doe Innovación para o Postcrecemento da Universidade de Vigo, finalizou cun recoñecemento in situ das riqueza culturais, ambientais e sociais desta pequena aldea do Concello de A Lama.